Una buena opción a la hora de planificar un viaje al norte es buscar nuestro alojamiento en lugares poco comunes. Más allá de los hoteles y apartamentos tradicionales, la robusta arquitectura de esta zona de España ofrece un sinfín de monasterios y conventos apartados.
Su ubicación suele situarse en lugares recónditos, y, si bien parcos en boato, ofertan la seguridad de un cuarto limpio y tranquilo. Complementan además sus instalaciones una variada gama de menús y desayunos, que permiten al viajero alimentarse sin excesos pero de manera correcta.
En otros tiempos fueron lugares santos y en sus muros y portones contemplamos toda la carga ancestral de milenios de veneración católica, pero el paso del tiempo han sembrado la necesidad en su seno y ahora se abren al turista como sacras pensiones al alcance de todos los bolsillos. Además de la obvia aportación monetaria, la única contraprestación que los venerables sacerdotes nos solicitarán durante nuestra estancia será la de un respetuoso silencio.
En otros tiempos fueron lugares santos y en sus muros y portones contemplamos toda la carga ancestral de milenios de veneración católica, pero el paso del tiempo han sembrado la necesidad en su seno y ahora se abren al turista como sacras pensiones al alcance de todos los bolsillos. Además de la obvia aportación monetaria, la única contraprestación que los venerables sacerdotes nos solicitarán durante nuestra estancia será la de un respetuoso silencio.
Descansando en un centro religioso nos arriesgamos a quedar subyugados por sus cánticos rituales, pero la apacible calma del entorno será un contrapeso importante para tamaño riesgo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario