Y es que, Amberes concentra el 85% de la producción mundial de diamantes en bruto. El Museo de los Diamantes de Amberes es una de las visitas ineludibles de esta ciudad, con sus más de 1.500 piezas de coleccionista.
Dejando de lado estas cotizadas “piedrecillas”. El punto de partida para conocer mejor este paraje es la Plaza Mayor, donde se concentran las calles y los edificios con más encanto de Amberes. En ella destaca la estatua de Silvio Brabo, quien, según cuenta la leyenda fundó esta ciudad tras derrotar al tirano Antigón, cortándole la mano y lanzándola al río.
En este emblemático escenario se encuentran, también, el Ayuntamiento (construido en el siglo XV), que no pasa desapercibido para ningún visitante gracias a la multitud de banderas que visten su fachada y a los remates dorados de su tejado, y la Catedral con su gran reloj dorado. La catedral es una de las más importantes iglesias góticas de Europa, aparte de ser la más grande y fastuosa de Bélgica, hecho que corroboran sus 132 metros de altura y sus 547 campanas.
Después del paseo lo mejor es reponer fuerzas. Los mejillones con patatas fritas es plato típico de Bélgica, el cual podéis acompañar con alguna de sus maravillosas cervezas. Y por supuesto, no dejéis de probar el exquisito y afamado chocolate belga.
Chocolate con diamantes…no esta mal.
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